martes, 3 de marzo de 2009

EDUCACION DE UN NUEVO SER


Cuando uno se casa, nadie nos enseña a ser padres, pero ante este temor de fracasar como padres y el temor de las instituciones religiosas de desear que los padres eduquen a sus hijos en un determinado sentido de la vida, otras para formar nuevos ciudadanos con la capacidad de insertarse útilmente a la sociedad del mañana.
Todo esto trajo como consecuencia la aparición de libros, movimientos religiosos, revistas etc. Con la idea de ir preparando a los papas para formar a los hijos. En este temor también estuve involucrado.





El deseo de comprar libros que contengan la misma temática al respecto, realizar cursos, leer revista, me llevo a hablar a mi hijo mayor, Javier, cuando tenia 6 meses de gestación. Ponía en la panza de su madre, un cono de papel, pensando que con esto los sonidos se amplificarían y él podría oírme, de hecho así ocurría, mi hijo respondía con movimientos después de que le hablaba con dulzura. También le hacía escuchar música clásica.





En esta concepción el ser humano avanzó, ya que años atrás a los bebes, se los tenia como animalitos, se creía que no tenían la capacidad de memorizar y aprender. Esta capacidad comenzaba a partir de un determinado tiempo después de nacer.

En algunos países con una cultura más avanzada, la incentivación de los bebe es mas intensiva, se tiene conciencia de que hay que prepararlos para que tengan una mayor integración con el medio circundante, con su propio mundo.

El hombre se preocupa de que los niños tengan una educación racional, se los prepara para poder defenderse de todo los futuros problemas que pudiera tener, se los prepara para conseguir un estatus en la sociedad. Ser brillantes profesionales y con un economía sólida. Todos los jóvenes están interesados en ser profesionales exitosos.

Pero a los niños no se los prepara para valorar el poder mágico que tiene la semilla en su interior, que es capaz desde ella, hacer crecer un hermoso algarrobo, una planta de naranja, un olivo. No se los prepara para descubrir la fuerza de la vida, la naturaleza, el mundo animal, no se los prepara para valorar la naturaleza en sí ya que el hombre con el correr del tiempo, se ingenio en construir una naturaleza nueva, a su medida, pensada sobre la real.

En la antigüedad el hombre estaba en contacto con la naturaleza, no había un conocimiento racional, desarrollado, su actividad cerebral era mas instintiva, por eso tenia el poder de sentir y de ser. Tenía una misteriosa cercanía con la naturaleza.



Con la construcción de un nuevo habitad, la tecnología, las comunicaciones, la Web, el razonamiento instintivo quedo atrás, lo natural quedo relegado para la producción, lo natural me sirve en la medida que es útil, un bosque en sí no me sirve, sí me sirve la madera que tiene para realizar objetos útiles y comerciables.


El hombre con una nueva visión de la realidad se desentraña de ese gran útero natural que le daba sentido a su propia existencia.

En las grandes ciudades, viven familias a los que andar descalzo en un parque público, le resulta una amenaza. Tengo amigos que tienen miedo que sus hijos anden descalzo, temen que sus hijos pisen la tierra por la gran cantidad de virus y bacterias. Tienen miedo. Hay seres humanos que nacen, viven y mueren en su propio mundo artificial sin haber interactuado con la naturaleza.

El ser humano desentrañado, perdió lo mágico, perdió la capacidad de contemplar la vida misma. Este nace sin valorar lo natural en sí mismo y aprende de esta a utilizarla egoístamente en sus necesidades creadas. La estimulación para el nuevo consumo esta a la orden del día, consumir determinadas cosas le da estatus y reconocimiento del medio, lo identifica con el grupo, él vuelve a un segundo útero artificial en la que, el único requisito es consumir.

Así la conexión ha cambiado, antes en el razonamiento primitivo, el hombre buscaba unidad en lo natural y con la naturaleza, al sentirse parte de ella volvía a la unidad, ya que la conciencia de vida y muerte, frío y calor, alegría y tristeza, salud y dolor, dulce y amargo, otoño y primavera, invierno y verano, y en este peregrinar de opuestos ellos intuían, que eran parte de una misma realidad en un continuo fluir, este movimiento de opuestos es la vida misma.

El hombre actual en el estatus del consumo, el gozar el momento, busca tan solo sentirse bien, anular los opuestos. Esta lucha le da una sensación de inseguridad con un constante temor y la no aceptación lo hace entrar en crisis.
Como si nacer, no significa también morir, como si reír no significa sufrir, como si el dolor es algo a lo que no estamos llamados a vivir.

Vivir la naturaleza ayudara al hombre a experimentar los contrarios en perfecto movimiento, como algo tan natural como el respirar. Cuando aprenda a contemplar este fluir de los seres, de la naturaleza misma podrá develar, desentrañar esta gran verdad que es el ser mismo que se muestra en movimiento.

Tan solo en esta realidad única, experimentaremos el flujo de la vida, sin obstáculos, sin construcciones racionales. Nace de lo diverso la unidad, la verdad, la luz, el encuentro con uno mismo, la belleza, el bien. Todos buscan su propio bien al realizarse en la naturaleza y aceptar y vivir con esta realidad es la más exquisita sabiduría. Debemos ver el misterio de la existencia con nuevos ojos, es como si volviésemos a nacer.

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